viernes, 16 de febrero de 2018

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA

Lc 5, 27-32
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

MURMURABAN
Jesús desde el primer momento fue perseguido de diferentes formas. Y los fariseos murmuraban sobre las compañías de Jesús.
Estamos en Cuaresma y para acercarnos más a Dios en este tiempo debemos dejar de lado aquello que no estamos haciendo bien con los demás, como por ejemplo la murmuración.
No seamos jueces de nuestros hermanos. Seamos sencillamente hermanos suyos, con sencillez y caridad, con paz y alegría, sin juzgar, solo amando hasta el extremo, como el Maestro.



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