miércoles, 27 de junio de 2018

¿NO HEMOS PROFETIZADO EN TU NOMBRE?

Mt 7, 21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?".
Entonces yo les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad"
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa ; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.

LA GENTE ESTABA ADMIRADA DE SU ENSEÑANZA
Los contemporáneos de Jesús nos pueden enseñar algunas cosas. Como nos cuenta el evangelio de hoy, se admiraban de su enseñanza.
La admiración es propia de los que son como niños. Se admiran los sabios, los sencillos, los humildes, los de corazón puro.
No perdamos nunca la capacidad de admirarnos, sobre todo de admirarnos de las enseñanzas de Jesús. Seamos de corazón puro.




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