jueves, 28 de junio de 2018

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

 Mt 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

PEDRO Y PABLO
Hoy la Iglesia recuerda a los dos pilares que, en los principios del cristianismo, impulsaron la doctrina de Jesús hasta el confín de la tierra.
Nosotros, dos mil años después, dos mil años de Iglesia después con dos mil años de sabiduría cristiana a nuestras espaldas, también podemos impulsar el cristianismo.
En nuestra pequeña parcela, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestro pequeño círculo podremos ser también apóstoles de Cristo, como Pedro y Pablo.


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