sábado, 10 de junio de 2017

OBSERVABA A LA GENTE

 Mc 12, 38-44
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, y aparentan hacer largas oraciones. Éstos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

DOS MONEDILLAS
Hoy el evangelio nos habla de la limosna que echaba la gente en el tesoro del templo. Todos echaban, pero hubo una persona que llamó la atención de Jesús.
Una viuda echó "dos monedillas" dice la lectura. Unos centimillos, diríamos hoy. A los ojos de los demás era poco, pero era todo lo que tenía. No dio poco, lo dio todo.
Cada uno sabe lo mucho que puede dar en la vida, lo que puede dar a los demás. Dios siempre lo recibe con ternura y amor, aunque sean "dos monedillas" de nosotros mismos. 


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