domingo, 11 de junio de 2017

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Jn 3, 16-18
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

LA SANTÍSIMA TRINIDAD
En  el primer domingo del Tiempo Ordinario después de Pentecostés la liturgia nos ofrece recordar con solemnidad a la Santísima Trinidad.
Algo que debemos hacer durante todo el año, pero hoy la Iglesia lo hace especialmente para que no olvidemos que la Trinidad es la razón de todo.
En ellos somos, nos movemos y existimos. Creador, Salvador, Santificador. Amante, Amado y Amor. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que seamos uno, como ellos son Uno. 


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