jueves, 29 de junio de 2017

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

 Mt 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Ellas, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

PEDRO Y PABLO
Hoy también estamos de Solemnidad. Celebramos a dos grandes, Pedro y Pablo. Dignos de admiración por muchas cosas, pero, sobre todo, por su entrega a Jesús.
Como a ellos, cuando no estemos, no se nos recordará por cosas materiales, cuánto tuvimos, cuántos premios nos dieron o cuántos estudios hicimos.
Se nos recordará por lo bueno que hicimos, por las veces que estuvimos al lado de los que necesitaban tiempo, comida, cariño o un abrazo. Tú, ¿por qué cosas querrías que te recordasen? Pues, manos a la obra.


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