martes, 22 de enero de 2019

ARRANCANDO ESPIGAS

 Mc 2, 23-28
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas. Los fariseos le preguntan: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde: « ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?»
Y les decía: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

EL SÁBADO
Jesús lo deja bien claro hoy también: lo importante no es la ley, es la caridad, el amor que se ponga en las cosas que decimos y hacemos.
Por eso se hizo el sábado para el hombre, y no al revés. Se hizo la ley para el hombre, y no al revés. La caridad siempre está por encima de la ley.
El amor es el ceñidor de la unidad consumada, como dice san Pablo. Nuestra única ley: el amor.


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