sábado, 26 de enero de 2019

DE DOS EN DOS

Lc 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa."
Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros"».

LA MIES ES ABUNDANTE
Una frase muy conocida del evangelio es la de la mies y los obreros. Pero no por tan conocida es menos verdad. Hay mucho trabajo que hacer y pocas manos dispuestas a ello.
Mies abundante. Mucho que cosechar, mucho por hacer, mucho por evangelizar... ¿Y cuántos de nosotros dispuestos a darlo todo por el Reino?
Roguemos al dueño de la mies que envíe obreros, y también que nosotros seamos enviados a lo que Él considere oportuno para que el Reino llegue a todo el mundo. 


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