sábado, 14 de enero de 2017

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Jn 1, 29-34

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venia hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el bautiza con Espíritu Santo." 
Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».


ESTE ES EL CORDERO DE DIOS


El evangelio de Juan nos dice hoy que Juan el Bautista alabó a Jesús diciendo de Él que era el Cordero de Dios. Manso como un cordero, se entregó a la muerte por nosotros.

Y a lo único a lo que nos animó a imitarle fue en su mansedumbre. Los discípulos de Jesús debemos distinguirnos por muchas cosas y una de ellas es la mansedumbre.

Ser mansos nos traerá la paz y traerá la paz al mundo. Estamos necesitados de paz, paz interior y entre nosotros. Seamos pacíficos y pacificadores a imitación del Cordero de Dios. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.