viernes, 13 de enero de 2017

PUBLICANOS Y PECADORES SE SENTABAN CON JESÚS

Mc 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él, y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».


¿POR QUÉ COME CON PUBLICANOS Y PECADORES?

Esta es la  pregunta que hacían los escribas y fariseos a los discípulos de Jesús. No entendían que "un profeta", como pensaban ellos que era Jesús, compartiese la comida con unos pecadores, como los llamaban ellos.

Jesús nunca hizo acepción de personas, por eso se le acercaba tanta gente. Y abundaban los que nadie quería fuera por la razón que fuese. Los menos queridos por los hombres eran los más queridos por Él.

Comía con publicanos y pecadores. ¡Era Jesús! No podía ser de otra manera. Si hubiera hecho lo contrario no hubiera sido Él. Seamos nosotros también como Él y no hagamos acepción de personas, que todos tengan un sitio a nuestra mesa y a nuestro corazón.





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