martes, 3 de enero de 2017

TÚ TE LLAMARÁS CEFAS

Jn 1,35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?».
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».

HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS
No podemos imaginar, en la espera activa y máxima de aquél tiempo de Israel, lo que significaba para los judíos de entonces haber encontrado al Mesías. 
Mesías, Salvador... era lo mejor que les podía pasar, lo llevaban esperando ¡siglos! Y ahora estaba allí y lo se habían encontrado con Él, con el Esperado, el Príncipe de la paz, el Admirable...
Nosotros nos encontramos con Él a diario en la Eucaristía y en la oración. Vayamos a compartir con nuestros hermanos, con la misma ilusión y ganas de los Apóstoles, que hemos encontrado al Mesías. 


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