sábado, 21 de octubre de 2017

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mateo 22, 15-21
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?».
Le respondieron: «Del César».
Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

NO TE FIJAS EN APARIENCIAS
En el evangelio de hoy los fariseos querían pillar a Jesús con lo que dijera, pero antes de hacerle la pregunta, le hicieron una serie de halagos sobre su conducta.
Uno de ellos fue "no te fijas en apariencias". ¡Qué bueno sería si nosotros tampoco nos fijáramos en apariencias, si nos fijáramos más en el interior de las personas!
El corazón de una persona habla más y mejor que la boca, los ojos de una persona nos cuentan lo que la lengua calla. No tratemos diferente a las personas por su aspecto o apariencia; todos somos iguales en dignidad.

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