martes, 1 de mayo de 2018

LA VID Y LOS SARMIENTOS

Jn 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

PERMANECED EN MÍ
Permanecer es mantenerse en algún lugar. Y hoy Jesús nos pide que nos quedemos en el mejor de los lugares: Él.
Quiere que estemos con Él y seamos en Él. Nos quiere, sencillamente. Y a alguien a quien quieres lo normal es que te guste estar con esa persona.
Jesús no quiere que nos separemos de Él, quiere nuestra compañía y que habitemos en su Corazón por siempre, así seremos discípulos suyos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.