miércoles, 16 de mayo de 2018

QUE TODOS SEAN UNO

Jn 17, 20-26
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró, Jesús diciendo:
«No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».

QUE SEAN UNO
Fue el deseo de Jesús en la Última Cena antes de su entrega total en la Cruz. Y así se lo pidió al Padre en su oración.
Pero. ¿qué es ser uno? La unidad, la comunión, la intensa vivencia de la comunidad eclesial, la unión de corazones y almas, orientándolas hacia Dios.
Si lo viviéramos así, estaríamos cumpliendo la petición intensa de Jesús, su testamento espiritual en el que nos deja un mensaje: Unidad.


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