domingo, 22 de julio de 2018

MI PADRE ES EL LABRADOR

Jn 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

COMO EL SARMIENTO
La parábola de la vid y los sarmientos es bien conocida de todos. Se nos compara con el sarmiento, con los brotes de una planta.
Esos brotes, sin la planta no son nada. Es la planta la que les da vida, alimento. Así nosotros y Cristo. Sin Él, no podemos hacer nada.
Con Él, daremos fruto y fruto abundante. No nos separemos nunca de Aquel que nos la vida y alimento. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.