viernes, 14 de septiembre de 2018

LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

Jn 3, 13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios».

LA CRUZ
Como cada 14 de septiembre la Iglesia celebra la Cruz. En ella estuvo clavada la salvación del mundo, el que nos rescató de las tinieblas y nos llevó a la luz.
Porque la Cruz es luz para los cristianos. En ella encontramos la claridad en los momentos más difíciles de la vida, aquellos que nos hacen mirar a Aquel que traspasaron en la Cruz.
¡Oh Cruz, nuestra única esperanza! Cruz fiel, signo por el que los cristianos nos distinguimos y signo que siempre nos recordará lo inmenso del amor que Dios nos tiene. 

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