jueves, 6 de septiembre de 2018

ODRES NUEVOS

Lc 5, 33-39
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les dijo: «¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.
A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: " El añejo es mejor"».

LOS DISCÍPULOS DE JUAN AYUNAN A MENUDO
Muchas veces hemos oído que los discípulos de tal religión o de tal otra oran mucho, ayunan mucho, predican mucho... y nos pueden echar en cara por qué nosotros no lo hacemos así.
Y es que a Jesús no le interesaban los gestos exteriores, lo que le interesaba era el corazón, pues de ahí surge lo bueno y lo malo que hagamos.
Ayunemos, prediquemos, oremos, ¡claro!, pero siempre sabiendo que el amor y el servicio fueron los pilares de nuestro Maestro, al que debemos seguir.



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