lunes, 8 de octubre de 2018

LO RECIBIÓ EN SU CASA

Lc 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose,  dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

SOLO UNA ES NECESARIA
Hoy Jesús está en casa de Lázaro, Marta y María. Y aunque Marta se afanaba y María sentada a sus pies oía su palabra, todos en esa casa procuraban agradar a Jesús.
Y de eso se trata. Durante nuestro día a día tenemos ratos sentados a los pies de Jesús, en oración y tenemos ratos de afán, sirviendo al prójimo. Y las dos acciones son positivas y queridas por Jesús.
Son dos formas de amar, dos formas de misericordia y ternura. Dos formas de servicio. Solo una cosa es necesaria: amar. 


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