jueves, 15 de noviembre de 2018

ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT

Lc 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?».
Él les dijo: «Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

EL QUE LA PIERDA
La vida es el gran don que se nos ha concedido. Vida para darla, vida para emplearla en servicio. Nos dice Jesús hoy que el que la pierda, la recobrará.
¿Cómo perdemos la vida? ¿En realidad la "perdemos"? ¿O la ganamos cuando la empleamos en ser misericordiosos con nuestros prójimos?
No nos guardemos la vida avaramente. Seamos generosos en darla. Y en "perderla". 


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