lunes, 19 de noviembre de 2018

ZAQUEO

 Lc 19, 1-10
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

EN CASA DE UN PECADOR
Cuando Jesús quiso quedarse en casa de Zaqueo todos murmuraban diciendo que había ido a hospedarse en casa de un pecador. 
Y pienso: ¿quién de nosotros no es pecador? ¿Acaso Jesús no escoge la casa de nuestro interior para hospedarse allí cada vez que comulgamos?
Ven a mi casa, Señor, aunque sea pecador. Ven a mi casa siempre. Yo procuraré tenerla llena de nombres y misericordia para que quieras volver a ella. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.