miércoles, 7 de noviembre de 2018

SI ALGUNO SE VIENE CONMIGO

Lucas 14, 25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar".
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

QUIEN NO CARGA CON SU CRUZ
Es cierto. Cada cual tiene su "cruz" y cada uno debe cargar con la suya. Pero no debemos verla como un castigo o una pena. Las cruces son oportunidades.
Oportunidad para crecer, para reflexionar, para acompañar en Jesús en su Pasión, oportunidad para solidarizarnos con las cruces de los demás.
La cruz debe convertirse en luz. Luz que alumbre a los demás, luz que alumbre nuestras vidas, luz para dar vida y calor a todo aquello que no tenga vida. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.