jueves, 31 de diciembre de 2015

EL VERBO ERA DIOS

Jn 1, 1-5. 9-18

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: - «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

LA PALABRA ERA DIOS

En estas cuatro palabras se revela lo más importante que vino a manifestarnos Jesucristo: Él es Dios, el Dios infinito, el Otro más maravilloso y absoluto...

Dios es el indefinible. Dios es Dios. Las palabras se quedan cortas para expresar todo lo que de Dios se puede decir... por eso os invito hoy a meditar y orar con este evangelio de hoy. Lo que resuene en vuestro interior será mucho más de lo que yo os pueda decir porque, como dijo san Agustín "Dios nos es más íntimo que nuestra propia intimidad".

 Buscadle entrañablemente en vuestro interior. 


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