jueves, 21 de julio de 2016

MIRAN SIN VER Y ESCUCHAN SIN OÍR NI ENTENDER

Mt 13, 10-17

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?»
Él les contestó: «A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure".
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos, porque oyen.
En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».


¿POR QUÉ LES HABLAS EN PARÁBOLAS?


Y seguimos con las delicadezas de Jesús. Un corazón enamorado se distingue por ser detallista hacia quien ama. Y el corazón de Jesús está perdidamente enamorado de nosotros.

Decía san Agustín: "Dame un corazón enamorado y entenderá lo que digo". Por eso, algunos que no entendían ese amor loco de Dios por nosotros, le preguntaron a Jesús que por qué hablaba en parábolas. 

Sencillamente, Jesús se hace pequeño como nosotros, se rebaja hasta nuestro pequeñito entendimiento y nos habla en parábolas, para que entendamos mejor el Reino. Detalles de corazón enamorado. Y nosotros, ¿cómo respondemos a ese amor?



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