sábado, 23 de julio de 2016

YO SOY LA VID

Jn 15,1-8
«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento mío que no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos."

VOSOTROS LOS SARMIENTOS

El evangelio de hoy nos expone la parábola de la vid y los sarmientos. Una parábola preciosa que nos enseña cuál es la relación entre Cristo y nosotros.
Al igual que un sarmiento no puede subsistir sin la vid, nosotros no podemos subsistir sin Cristo. Como dijo san Agustín:"Mi origen es Cristo. Mi raíz es Cristo." No podemos nada sin Él.
Y lo podemos todo en Él, permaneciendo en Él, alimentándonos de Él, de su presencia, del Pan partido y repartido. Nos lo recuerda san Pablo: "Para mí, la vida es Cristo."


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