domingo, 3 de julio de 2016

XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lc 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella y decidles: "El reino de Dios. ha llegado a vosotros"».


¡PONEOS EN CAMINO!


En el evangelio de este domingo Jesús nos anima a ser obreros de su mies, que no es una mies al uso: el campo del Reino es tan amplio como el mundo en que vivimos.

Debemos ser mensajeros de paz, pacíficos y pacificadores, deseando siempre la paz a cuantos se relacionen con nosotros. Y así entonces se podrá anunciar el Reino.

¡Poneos es camino!, nos dice, y que nos conformemos con lo que nos acontezca en él. Así, en paz y pobreza de corazón, podremos sembrar el Reino en la mies de Dios. 



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