domingo, 17 de septiembre de 2017

ENTRÓ EN CAFARNAUM

 Lc 7, 1-10

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de exponer todas sus enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga».
Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque también yo soy un hombre sometido a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:«Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».
Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.


JESÚS SE PUSO EN CAMINO CON ELLOS

Septiembre ya ha cruzado su mitad, muchas actividades ya se han vuelto a poner en marcha después del verano y el otoño está al caer.

Pase lo que pase o suceda lo que suceda Jesús se pone siempre en camino con nosotros. No nos abandona nunca, como buen compañero y amigo.

Jesús está a nuestro lado, caminando con nosotros, alegrándose de nuestras alegrías y compadeciéndose de nuestras penas. Caminemos a su lado, escuchemos sus palabras.



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