sábado, 23 de septiembre de 2017

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido"
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?".
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado."
Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña".
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros."
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno."
Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?".
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».


¿VAS A TENER TÚ ENVIDIA PORQUE YO SOY BUENO?


Este domingo la liturgia nos ofrece la parábola de los jornaleros a los que le amo pagó lo mismo habiendo trabajado menos tiempo. El amo no le hizo ninguna injusticia a ninguno. A todos les prometió pagarles un denario.

Nuestro Dios no nos hace ninguna injusticia cuando es bueno con todos, sin excepción. La Suma Bondad, que es Dios, no puede tener nada que ver con la maldad o la tacañería.

Él es bueno. Y ante eso no hay razón que valga. Si decide hacer el bien a todos, es porque así lo ha decidido Él en justicia. ¿Quiénes somos nosotros para recriminarle su Bondad? Seamos nosotros buenos también, haciendo el bien a todos, sin excepción.






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