domingo, 24 de septiembre de 2017

NADA HAY OCULTO QUE NO LLEGUE A DESCUBRIRSE

Lucas 8, 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís. Pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».


PARA QUE LOS QUE ENTREN VEAN LA LUZ


En el día en que la Iglesia celebra a Nuestra Señora de la Misericordia, el evangelio nos habla de la luz. Debemos ser luz que ilumine al mundo.

E iluminar desde dentro, con la fuerza interior de la oración, que es la mayor fuerza y luz que podemos ofrecer. La oración es fuego interior.

Y así los que entren en nuestro interior verán la luz de Cristo cuando les hablemos, les curemos, les escuchemos siempre que nos lo pidan. Dios es Luz, seamos luz para nuestros hermanos.



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