lunes, 11 de septiembre de 2017

LOS CURABA A TODOS

 Lc 6, 12-19

En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Después de bajar con ellos, se paró en un llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.


PASÓ LA NOCHE ORANDO

Antes de cualquier decisión importante de la vida de Jesús, Él oraba. Nos dice el evangelio hoy que antes de elegir a los Doce subió al monte y pasó la noche orando a Dios.

Nuestra vida, en continua búsqueda de la verdad, debe tener un anclaje fuerte en la oración diaria para encontrar la fortaleza para seguir.

Eso hacía Jesús en su oración. Su vida era unidad con el Padre, unidad que se afianzaba cada día con la oración personal. Oración del corazón que nos une al Corazón de Jesús.



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