jueves, 4 de enero de 2018

JESÚS, HIJO DE JOSÉ

Jn 1, 43-51
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó: «Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?».
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

¿DE QUÉ ME CONOCES?
Natanael, al encontrarse con Jesús, tuvo una grata sorpresa: Jesús ya sabía de Él y, ¡cómo no! ya le conocía. Esto descolocó a Natanael.
Muchas veces también puede descolocarnos cómo nos conoce Jesús, desde siempre y por siempre. Porque nadie nos conoce como Él y nadie nos ama como Él.
Conozcámosle también nosotros, hagamos cada día el intento de conocerle mejor para amarle mejor. Así descubriremos día a día cuánto nos ama. 

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