sábado, 21 de abril de 2018

IV DOMINGO DE PASCUA

Jn 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

EL BUEN PASTOR

Ya estamos en el IV domingo de Pascua, en el cual recordamos de manera especial a Jesús como el Buen Pastor, que cuida de sus ovejas.

Él nos guía y nos conduce hacia fuentes tranquilas, como dice el Salmo. Y si nos desviamos del camino, viene personalmente a buscarnos.

Pastor bueno, que conoce a sus ovejas y las protege.El Señor es mi Pastor, nada me falta. Descansemos en su regazo. 



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