domingo, 15 de abril de 2018

LO VIERON CAMINANDO SOBRE EL MAR

Jn 6,22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.

Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.

Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».

Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?»

Respondió Jesús: «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado».


FUERON EN BUSCA DE JESÚS

Los discípulos, cuando vieron que Jesús no estaba a la orilla del Tiberíades, fueron en su busca. La búsqueda es una de las características de la espiritualidad cristiana.

Por ello, como los discípulos, siempre que no encontremos a Jesús en nuestra vida, en nuestras circunstancias, en nuestras realidades, debemos buscarlo.

Siempre buscarlo, porque Él se deja encontrar. Y cuanto más lo encontremos, más ganas pondrá en nosotros de buscarlo. No nos cansemos.



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