domingo, 8 de abril de 2018

SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

 Lc 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

¡ALÉGRATE!

Hoy la Liturgia celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Esta fiesta se celebra el 25 de marzo, pero este año, al coincidir con el Domingo de Ramos se ha trasladado al día de hoy.

El ángel anunció a María que sería la Madre de Dios y lo primero que le dijo fue: ¡Alégrate! Y es que cuando Dios llega, cuando Dios toma las riendas de nuestra vida, no queda otra que estar alegres siempre.

Alegrémonos con María y alegrémonos por lo que significa la fiesta de hoy. Dios se hizo hombre en María para ser uno de nosotros, para amarnos con un corazón como el nuestro. Por nosotros, por Amor.


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