martes, 27 de diciembre de 2016

MARTES DE LA OCTAVA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

Jn 20, 2-8

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.




EL DISCÍPULO PREFERIDO


Este día en el que la Iglesia celebra a san Juan evangelista comparte con nosotros un pasaje de su evangelio, el de la Resurrección.

María Magdalena fue la apóstol de los apóstoles. Una mujer fue la que anunció su Resurrección. Y fueron corriendo Pedro y Juan. El mayor y el más joven. 

Y hasta que no vieron, no creyeron. Tomemos ejemplo de María Magdalena y seamos apóstoles de la Resurrección, Y tomemos ejemplo de Juan, que nos contó lo que había visto y oído por ser el discípulo amado del Señor.





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