domingo, 24 de diciembre de 2017

IV DOMINGO DE ADVIENTO

Lc 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel: «¿ Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contesto: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO
Hoy es 24 de diciembre. Y el Señor está a punto de llegar. María fue la mujer por la que Jesús llegó a nosotros y a nuestros corazones.
El ángel, en la Anunciación, le dijo "El Señor está contigo" y, verdaderamente, Jesús está con nosotros en todo momento y ocasión.
Alegrémonos de la cercanía de Jesús, de que quisiera hacerse uno de nosotros y de que lo hiciera por la más hermosa de las criaturas: María. 


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