viernes, 8 de diciembre de 2017

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Lc 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible».
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

LLENA DE GRACIA
La Iglesia universal hoy celebra a la Madre de Dios. Fue Inmaculada desde su Concepción porque sería la Madre del Redentor. Enamoró a Dios desde el primer momento de su existencia.
Fue la "Llena de Gracia". La misericordia de Dios la hizo la criatura más excelsa, siendo la más humilde, para proclamar la grandeza del Señor por siempre.
Dará a luz al que es Luz de Luz. Nos dio al Salvador cumpliendo la Voluntad de Dios sobre su vida y así la Llena de Gracia contribuyó a que la gracia se manifestara al mundo. 


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