martes, 26 de diciembre de 2017

SAN JUAN EVANGELISTA

Jn 20, 1 a. 2-8
El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

EL DISCÍPULO AMADO
Hoy celebramos a san Juan, el discípulo amado del Señor, aquel que apoyó su cabeza en el pecho del Señor en la Última Cena, el que estuvo a los pies de la Cruz junto con María.
Todo ello debería enseñarnos a estar con Jesús como estuvo él, a su lado siempre, atento a lo que dice el Maestro, apoyándonos siempre en Él.
Juan nos dejó en sus escritos el mayor resumen de las Escrituras: "Dios es amor". Y en ello creemos sin duda alguna. Dios es Amor, Misericordia. Permanezcamos en Él.


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